En principio Alarico II
(484-507) es uno más de la lista (33) de reyes visigodos que gobernaron en nuestra
península. Hijo de su padre, el rey Eurico (466-484), le sucedió a su muerte.
(En el reino visigodo no estaba establecido con carácter obligado y obligatorio
la sucesión de herencia padre-hijo sino que eran los influyentes quienes
decidían en cada caso, aunque naturalmente ser hijo del fallecido era un mérito
preeminente. Esta circunstancia, que ofrecía sus ventajas, tenía el efecto
perverso de que originaba tensiones y enemistades entre las diferentes familias
principales que trataban de imponer como rey a algunos de sus miembros, lo que
llevó en algunas ocasiones a asesinar simple y llanamente al que gobernaba).
De carácter poco
expeditivo, y algunos aseguran que hasta con un talante medroso, asustadizo,
poco resolutivo y poco genio, algo que en más de un momento molestó a su corte
y a sus nobles, dialécticamente su vida estuvo ligada a los dos reyes que
gobernaban los estados limítrofes y que condicionaron su reinado. Con Teodorico
el Grande, rey de los ostrogodos, que dominaban parte de lo que hoy es el Sur
de Francia e Italia, que, entre otras cosas, le ofreció a su hija Teodegonda,
con la que se casó. Y con Clodoveo, que tras agrupar y dominar a todas las
tribus francas, ocupaba la parte Norte de lo que hoy es Francia.
Cuando Alarico sube al
trono, el reino de los visigodos se extiende no solo por gran parte de la
península ibérica (quedaban fuera controlados por los suevos, el norte de
Portugal, Galicia y la costa cantábrica) sino que incluía también el centro y
la zona más próxima a los Pirineos, la Aquitania. La capital estaba en Tolosa
(Toulouse) y por ello es llamado en la historia el “Reino visigodo de Tolosa”,
al que Eurico había convertido en el estado más poderoso de occidente.
Así las cosas, parecía
inevitable un enfrentamiento Alarico-Clodoveo o, lo que es lo mismo, los
visigodos y los francos. Enfrentamiento que efectivamente se produjo en la
batalla de Vouillé, decisiva por el control de Galia, como se ha dicho, entre
visigodos y francos ocurrida en la primavera de 507. En ella murió Alarico,
venció Clodoveo y ello obligó a que Gesaleico, su hijo y sucesor, se replegara
hacia Hispania, quedando la capital en Toledo y el reino visigodo circunscrito
ya al territorio peninsular.
Básicamente dos fueron los
hechos relevantes que marcan su reinado y su época. El primero de ellos está
relacionado con la religión, que sobrepasaba el ámbito eclesiástico y
condicionaba toda la vida pública, política y social. Hasta el punto de que una
herejía o la defensa de una afirmación teológica, por muy elevada y compleja
que fuera, provocaban un montón de conflictos y, en más de una ocasión, hasta
guerras. Eso fue lo que ocurrió con la franco-visigoda y la citada batalla de
Vouillé.
Circulaba en estos años
una concepción de la esencia de Dios que la Iglesia consideraba hereje. La
defendía un tal Arriano, un sacerdote de Alejandría, y ya había sido condenada
en el Concilio de Nicea el año 325. Sin entrar en muchos matices teológicos en
este artículo pues lo que interesa es el poder político que arrastraba, a
diferencia de la posición oficial de la Iglesia que considera a las tres
personas de la S. Trinidad formando parte de la misma esencia divina y en
igualdad de condiciones, el arrianismo daba preeminencia al Padre sobre el Hijo
y el Espíritu Santo. El caso es que, mientras los visigodos eran en aquel
momento arrianos, los otros pueblos y los ciudadanos que se podían considerar
romanos porque estaban allí cuando llegaron estos pueblos, defendían el dogma
de la Iglesia, eran lo que se llama cristianos. Al abandonar Clodoveo el
arrianismo y convertirse al cristianismo tras su matrimonio con la princesa
cristiana Clotilde, consiguió el apoyo de sus nuevos correligionarios, lo que
añadido a su gran ejército le dio la victoria en la citada batalla. Y de alguna
manera la convirtió en una guerra religiosa.
(Por mucho que a primera
vista hoy pueda sorprendernos esta preeminencia social y política de una verdad
teológica para promover una guerra, sería bueno recordar cómo aún subsisten en
nuestra época situaciones aparentemente lejanas de este convencionalismo pero
que en el fondo se mantienen. La guerra de los Balcanes, por citar un ejemplo,
estuvo influida sin duda por las religiones.
Por otra parte se puede
recordar que los visigodos renunciaron al arrianismo y abrazaron la fe
cristiana un poco tiempo después. Recadero 586-601, fue quien lo decidió).
Cuando los visigodos se
establecen en España, sobre todo al principio porque luego acaban fundiéndose
en una sola población, convivían dos etnias, dos pobladores, dos formas de
vida. Una es la de quienes estaban aquí, a los que se les llama romanos o
tardorromanos, y otra la de los que vienen. Las costumbres y las leyes de cada
una de estos dos grupos son suficientemente diferentes y eso genera un
problema, incluso para la convivencia. Imaginemos, por contarlo de una forma
más plástica, que los que llegan, los pueblos que vinieron del norte hubiesen
sido, por ejemplo, polígamos y que se encontraran a nuestros antiguos romanos
dentro de la monogamia. ¿Qué hacer en ese caso, qué permitir y qué prohibir?
Eso llevó a que algunos reyes visigodos establecieran dos códigos, dos
legislaciones diferentes.
Es lo que ocurrió con
Eurico, el padre de Alarico, que estableció un código (Codex Euricianus o Código
de Eurico) con la característica de que solo se podía aplicar a los visigodos,
a su pueblo, porque básicamente recogía y era un compendio de sus costumbres y
modos de vida.
En este contexto Alarico
decide elaborar un código pero en esta oportunidad dirigida a los romanos, a
los que estaban aquí cuando ellos (los visigodos) llegaron a esta tierra:
Breviario de Alarico (o Lex Romana Visigothorum), que en realidad lo que se
hace es recoger el derecho romano vigente. A diferencia del código de Eurico,
que recogía el derecho práctico, el Breviario recopila el derecho oficial de
los romanos, que ya estaba incluido en varias y muy importantes recopilaciones
y códigos, de donde las toma, añadiendo siempre algún comentario o
interpretación para su más fácil comprensión.
El texto fue
preparado por una comisión de cinco intelectuales dirigida por el jefe de
palacio Goyarico. Una vez redactado, se presentó en una asamblea en la que
estaban presentes todos los responsables del reino (nobles, obispos…, incluido
el propio rey y en la que fue aprobado, siendo promulgada por Alarico II, en la
ciudad de Tolosa, aún capital del reino, el 2 de febrero de 506.
Las razones que pudieron
llevar al rey a decidir este trabajo parece que fue el deseo de congraciarse
“el favor de las clases superiores y más cultas de la población romana de las
provincias galas y sobre todo de las hispanas en las que habrían de asentarse,
y especialmente de la Iglesia católica que representaba a dicha población. Nada
mejor para ello que inclinarse por el Derecho romano más culto”.
Todo esto significa que la minoría
aristocrática visigoda se sentía continuadora de alguna manera del Imperio
romano.
Fuente: http://juancarloslopezeisman.blogspot.com
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